Ya he comentado en otras ocasiones mi vinculo con México y este fue el punto de partida para estas galletas decoradas mexicanas. En casa de mi tía, mi segunda madre, tradicionalmente celebramos el día de Navidad con una comida mexicana. Este es motivo por el que preparé estas galletas decoradas mexicanas, tan poco propias de estas fechas.

Tía Donga

Mi tía tiene una casa espectacular y desde el principio ha sido y sigue siendo el refugio donde todos vamos a parar en el momento que lo necesitamos. De ella poco o mucho puedo hablar. Para mi es como una segunda madre. Así como sus seis hijos son del quinto al decimo hermano, sumados a los cuatro que ya tengo. Es junto con mi padre de las personas más tranquilas que conozco. Y de las más felices y agradecidas con la vida. Da igual lo que se le ponga por delante, sea un cáncer o una perdida importante. Ella puede con todo y siempre con una sonrisa. Le preguntaba yo en un viaje hace unos meses que porque yo no había heredado esa parte genética que los hace ser así. En fin misterios de la evolución.

Siempre nos preguntamos por los rasgos personales de las personas de éxito, los medimos, los copiamos y reproducimos hasta la saciedad, esperando que esto nos lleve a nuestro éxito personal. Creo que no funciona así, que el modelo de éxito de una persona no tiene porque ser el tuyo y que el éxito propio solo se alcanza cuando has aprendido a aceptar, tanto a ti como a lo que te rodea. Cuando aprendes a valorar, disfrutar y agradecer lo que tienes, cuando vives cada momento lo más intensamente posible y lo disfrutas. Para mi ese el éxito y gracias a ella, a seguir su modelo cada día disfruto de mi propio éxito, el de estar aquí, con la gente que quiero y haciendo lo que quiero hacer. Gracias por existir y formar parte de mi vida Tía Donga.

Las galletas decoradas mexicanas

Estas galletas decoradas mexicanas fueron elaboradas con mucho amor y dejándome llevar. No era necesario que siguiesen ningún modelo y podía permitirme el dejar que los dibujos que las configuran fluyesen libremente desde mi interior. Allí estaba yo, el glaseado y el soporte, tema México. Las formas geométricas, las caritas, las jarapas, las formas irregulares, todo salía solo. Era el momento «Flow» del que tanto se habla. Ese en el que interrumpes los pensamientos y solo actúas dejándote llevar por lo que hay dentro de ti. Un verdadero lujazo. Espero que podáis experimentarlo y os animo a buscarlo, sea cocinando, pintando o creando una hoja de calculo.

 

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